martes, 18 de enero de 2011

3 AM

Y hoy escribo por la injusticia.
Es TAN injusto. Tan absurdamente injusto que haya terminado todo así.  Tan injusto que a casi dos meses te extrañe igual, te llore igual,  te recuerde como siempre, pero te sufra más.
Tan tan injusto que cate todos los vinos y vos sigas siendo el mejor, que compare todo con lo que era con vos.
Es tan enfermizamente injusto que me siga ahogando en llanto a mitad de la noche, que me siga arrancando los mechones y rompiendo las uñas mientras intento hacer desaparecer tus manos de la pared.
Qué injusta, qué perra fue la vida en hacernos esto. Se suponía que era para siempre. FOREVER.  Se suponían tantas cosas que ahora se ven utópicas. Y yo nunca voy a dejar de preguntarme por qué. Y nunca voy a dejar de escribirte, aunque ya no sepa tu dirección y no pueda mandarte cartas.
Porque es injusto. Porque eramos perfectos y no se suponía que esto debiera pasar. No se suponía que yo escribiera algo como esto, nunca.
No se supone que siga viendo tus fotos en mi mesa de noche. Pero lo hago, y es TAN horriblemente injusto.

Delia

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