lunes, 27 de diciembre de 2010

Se vende.

¿Dónde se guarda la tristeza cuando ya no cabe en el cuerpo? ¿Hay una cuenta corriente donde pueda depositar la angustia que me sobra? ¿Hay un banco que cambie dolor por dólares?

Vendo al peor postor: un combo único de tristeza, angustia, melancolía y unas ganas de llorar constantes a un precio increíble. Si llama ahora mismo también recibirá con su combo una puntada en el medio del pecho y la séptima letra del abecedario tatuada en cada centímetro de su piel. Incluye también dos años de recuerdos mágicos, la sonrisa más hermosa del mundo dibujada con fibrón indeleble en la memoria y mil poemas de amor compuestos con la certeza de lo eterno.

Vendo también un mes de distancia y discusiones sin sentido, un mes de llanto y malentendidos. Vendo conversaciones telefónicas esperanzadoras y su continuación catastrófica un par de días después.

Busco comprador que necesite noches eternas, mañanas de desayunos con mate y bizcochitos, tardes en el centro y cuantos momentos más quiera conseguir.

Permuto una memoria entera: necesito una con menos áreas grises.

Quien esté interesado búsqueme en una plaza, preferentemente grande y con muchos árboles y bancos, o bien, si le resulta más cómodo, a orillas del río Paraná.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Segunda Carta a Euripides

¿Estás ahí, Eurípides? ¿Podrás atender mi llamado? 
Soy Delia otra vez desde el mismo lugar que antes. Dorian se fue un rato, y me dejó sola para hablarte. Y te hablo para sentirme un poquito más viva, o un poquito menos muerta, no sé bien todavía de qué lado estoy.
¿Entonces se terminó? ¿Ya no hay posibilidad de intentar nada? Quizá todo no era suficiente de todos modos. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que ya no va a haber caminatas de la mano por ningún lugar? ¿Que ya no vamos a compartir una cama de una plaza (o menos) nunca más? ¿Significa tal vez que lo que creíamos imperecedero está podrido, roto, abichado y que ya no sirve ni como buen recuerdo?
¿No sería más fácil renunciar de ambas partes con un "porque no" definitivo y seguro de sí mismo que volver, en cada conversación telefónica a rebobinar todo lo acontecido buscando culpables o motivos y alejarnos?
Pero no puedo. No puedo ni quiero. 
Si pudiera en este momento correr hacia vos y abrazarte lo haría. Si pudiera con besos sanar las heridas y borrar los malos recuerdos lo haría sin perder tiempo. Si pudiera olvidar y retroceder a cuando todo era perfecto sería para siempre como lo habíamos planeado. 
Es que siento que me estoy agusanando por dentro, y que te abusás de mi eterna devoción a tu infinita gracia. 
Sabés que te amo, sabés que te extraño, que siempre que se te antoje volverme a ver mi estúpido inconsciente te va a decir que sí. 
Qué triste que es todo, Eurípides. 
Tuya,
Delia

Farsalia II

Y necesito ahora
entre necromancia
y despotismos cesarianos,
tus níveos dientes
sonriendo junto a
...mi cama.

Porque contra todo vaticinio
y toda verdad
la única realidad
es que te extraño.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Carta a Eurípides

Que no haya más dolor. Ese es mi deseo para este año nuevo. Basta de mentiras, basta de idas y vueltas, basta de todo.  Ahora soy yo la que necesita olvidar. 
Olvidar lo hermosa que es tu sonrisa, por supuesto; lo suave de tu piel, y su tacto contra la mía.
Necesito olvidar cómo se siente despertarse abrazada a vos, el olor de tu pelo, tus brazos cuidándome. Necesito olvidar todo eso para acostumbrarme a dormir sola. Ahora sí necesito acordarme de lo malo y odiarte, y olvidarme de cómo era hacer el amor con vos, y olvidarme de los mates a la mañana (café con leche en invierno), olvidarme que me cocinabas, que nos bañábamos juntos, que la cama siempre quedaba chica, que la fila del supermercado siempre era larga y que discutíamos por cosas sin importancia para reírnos después (¿Por qué  no podemos ahora reírnos de todo e ir a dormir juntos como siempre?).

No es el problema acordarme lo que es estar sola, sino tener que aprender, de cero, a estar sin vos recordando todo lo que vivimos, sabiendo lo que significa tenerte. 
¿Puedo inventar un motivo atroz? ¿Puedo imitarte y atribuirte una traición fatal imaginada y así odiarte con todo el corazón? ¿Me ayudará eso a soportar despertarme y ver tus manos contorneadas con fibrón indeleble en mi pared? ¿Me ayudará a olvidarme del tono de tu voz? ¿Y del sonido de tu risa?
¿Puedo escribirme una historia ficticia sobre los peores dos años vividos por alguien, atribuírnoslos y así no romper en llanto ante los recuerdos (¿Cómo se te ocurre que voy a borrar las fotos?)?

Desafinaste mi guitarra la última vez que la usaste. No me enojo por eso, sino porque anoche me di cuenta y me acordé de vos sentado obstinadamente jurando algún día sacar por completo esa canción. Y me acordé de vos. Eso nada más.
Me acordé de vos y me reí de tus malabares con naranjas. Y después me puse a llorar. La vida nunca nos quiso juntos y sin embargo nos burlamos de todo y nos amamos con desenfreno, y ahora somos nosotros mismos, con orgullo y vanidad, que nos ponemos fin, de la peor manera.
¡Y ahora me tengo que olvidar de todo! La primera vez que amo de verdad y me tengo que olvidar incluso de que el Whisky que me sirve de anestesia viene de vos.

Perfecto, me olvido de todo, por eso escribo esto. Pero antes de decirte chau por última vez quiero aclarar un par de cosas:
Esta es la respuesta a todo lo que no respodí, incluso el teléfono. Lo preferí así porque no valía la pena explicar nada para recomenzar una etapa cíclica eterna y sin desenlace. Nos estamos enfermando mutuamente y no sirve de nada.
Segundo:  no te cambié por nadie y tampoco lo hubiera hecho. Me creas o no me es indiferente. Todo lo que te dije siempre fue verdad  y con saberlo yo me alcanza. 
Tercero y último. No me importa lo que pienses u opines, si alguien, quien sea, me pregunta si todavía te amo, con toda la naturalidad del mundo le voy a contestar que sí. 
Y creo que nada más. O si. Muchas cosas, pero las reservo para mí. 
Tuya, 
Delia

domingo, 19 de septiembre de 2010

Manjares libidinosos

El ocelote espera
empapelando parsimonioso
pancartas parisinas.
Con prisa. Con sed.

El próximo tren es,
a toda velocidad
ruge, se agita. 
Desea sin apuro.
Bocetos, esbozos.

Deshollino las vísceras
ennegreciendo papeles floreados.
Es el próximo tren es.

Dorian