martes, 18 de enero de 2011

Shhh!

¡CALLATE, DELIA!

Dorian

3 AM

Y hoy escribo por la injusticia.
Es TAN injusto. Tan absurdamente injusto que haya terminado todo así.  Tan injusto que a casi dos meses te extrañe igual, te llore igual,  te recuerde como siempre, pero te sufra más.
Tan tan injusto que cate todos los vinos y vos sigas siendo el mejor, que compare todo con lo que era con vos.
Es tan enfermizamente injusto que me siga ahogando en llanto a mitad de la noche, que me siga arrancando los mechones y rompiendo las uñas mientras intento hacer desaparecer tus manos de la pared.
Qué injusta, qué perra fue la vida en hacernos esto. Se suponía que era para siempre. FOREVER.  Se suponían tantas cosas que ahora se ven utópicas. Y yo nunca voy a dejar de preguntarme por qué. Y nunca voy a dejar de escribirte, aunque ya no sepa tu dirección y no pueda mandarte cartas.
Porque es injusto. Porque eramos perfectos y no se suponía que esto debiera pasar. No se suponía que yo escribiera algo como esto, nunca.
No se supone que siga viendo tus fotos en mi mesa de noche. Pero lo hago, y es TAN horriblemente injusto.

Delia

lunes, 17 de enero de 2011

Re menor

Es lento el proceso de un metal que se oxida. Desde verse brillante, soberbio y perfecto a ser un trozo opaco de algo que mancha y molesta, incluso a la vista, hay un lento proceso de degradación, de descomposición, de corrupción.
Y he ahí la palabra que buscaba. Corrupción. ¿Cuál es el proceso equivalente en las personas? ¿Cuándo una persona se corrompe? ¿Cuándo un ser se oxida?
En mi caso soy el óxido que habla. Soy la corrupción de lo que una vez fue persona. Sigiloso, pudriendo y ennegreciendo las vísceras me fui haciendo uno con el cuerpo, lo fui llenando de humo, fui reemplazando el aroma a violetas por olor a Whisky.
Sin embargo no hubo una gran resistencia por parte del cuerpo, excepto por una pequeña, nostálgica y estúpida porción que a veces resurge. Puede que sea el lado cuasi humano que aún batalla, o puede que sea una escoria deforme del cuerpo corrupto. No sé, no me importa, porque ella no cuenta. Porque en este cuerpo oxidado quien rige soy yo.
Soy el narciso que nunca se marchita, soy un alma podrida en un envase de mármol, soy el cadáver exquisito, soy el que decide, el que manda.

Dorian

martes, 4 de enero de 2011

Algún día que no recuerdo bien.

Ay Delia, Delia... ¡Cómo intentaste corregirme! ¿No te das cuenta que es en vano? Yo soy un ser corrupto de nacimiento, y empeoro con el tiempo. ¿Cuál fue tu problema esa noche? Bien sabés que las noches son mías; sin embargo no te vi muy forzada ni afligida esta tarde... ¿Qué? ¿No eras vos? ¿Era un cuerpo que se movía solo por inercia? Tenés un lado oscuro, Delia, no sos solamente una violeta entristecida (dirás que yo soy un Narciso sin estanque, ya sé...), sino una valija llena de porquerías que no se puede cerrar por el temor a librarse de ellas: tus miedos, tus prejuicios, tu inseguridad. ¿Por qué no los arrancás de vos y brillas un poco conmigo?

Dorian