jueves, 7 de abril de 2011

Mate Cocido

Y ya ni siquiera se
me vienen al olvido
lo obnubilante de
esas tardes
las suyas
las de ellos.

¿Y es que nunca les habrán
pasado?
¿Es que serían verdín
preveraniego?

¿Qué Tártaro depara
a los furtivos?
¿Qué Hermes los ampara
con sigilo en el saco de lino?

Porque aunque me esfuerce
un dejo oscuro de frases
sin sentido
quizás en clave
lo que me surge
al pensar en
esas tardes
las de ellos.

¿Cómo era que ellos
se llamaban?
¿Es que se reconocían
por las orejas,
o por el fuego que
centella al pasar?

Dorian

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