por su condición innata
de iridiscente.
Carmina eter.
Y Delia de nuevo,
carroña de cisne
oscilando entre vértices
eternamente triangular.
Las esperanzas de la Luna
en cuarto creciente
son siempre al final
agujas caídas
del reloj.
Y yo una hoja seca
figura abyecta
arlequín con colorete
vacía o vaciada.
Y sola. Tan sola.
Delia.
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