es un abismo
entre dos fonemas hundido.
Sumando oscuridad
la tormenta interminable
secuestra tenues luces
administra los silencios.
Cuatro montes rodean
el valle de los staccato.
No hay fugas, ya no esperan
el rescate de las negras.
No vendas tu alma aún
hay demasiados poemas
que que quiero leerte.
Toma asiento confiando
que las calderas ya no humean
no hay escisión, nada se pudre
solamente un carmesí, carga mil canciones.
Tercer ente.